sábado, 2 de mayo de 2015

Mitos Y Leyendas , Cuentos Peruanos. Parte 2.

El condenado

Un arriero que traía de Ayacucho cuatro cargas de plata a lomo de mulos, por encargo de su patrón, se alojó en las inmediaciones de Izcuchaca (Huancavelica), en un lugar denominado “Molino” de propiedad del señor David, quien tenía su cuidador; éste muy de madrugada, mientras el arriero cargaba el cuarto mulo, hizo desviar una carga y arrojó solo al animal. 

Mientras el cuidador se repartía el dinero con el propietario del sitio, el arriero desesperado con su desventura a cuestas, puesto que, para reparar la pérdida tenía que trabajar el resto de su vida y tal vez hasta sus descendientes, impetraba de rodillas a los causantes quienes por la codicia del dinero tornándose indolentes y sordos al clamor el pobre indio cuyas inocentes lágrimas llegaron hasta el cielo en procura de la justicia divina. 

Al poco tiempo murió el cuidador del “molino”, su mujer y su hijo. Aquel por ser el culpable directo se condeno, es decir, arrojado “alma y cuerpo” de la vida ultraterrena, debía refugiarse por entre los montes tomando la forma de un animal con cabeza humana gritando de vez en vez: David devuelve la plata… Inclusive creen que por causa del humo don David, dueño del molino, que aún vive, sufrió de parálisis en sus piernas.
Algunos indios astutos aprovechan de esta superstición del “condenado” para llevarse, en época de cosecha, un poco de cereales de las eras.

La Laguna de Paca

Esta laguna guarda entre sus aguas las más fascinantes historias y relatos, ubicada en el Valle de Mantaro, en la provincia de Jauja. Se ha convertido en el punto de encuentro de propios y extraños.

Una vez bajo dios a la tierra. Llamo a la puerta de una casa. Sin abrir le gritaron, ¡fuera sucio! Entonces siguió su camino. A poco llamo a otra puerta, vivían allí dos pobres viejecitos que a esa hora preparaban su comida en una ollita de barro. La comida era tan escasa que apenas alcanzaba para una persona, entonces dios puso las manos sobre la ollita y la comida aumento y de ella comieron los tres. Cuando terminaron dijo dios: Vamos. El viejito antes de salir sacó de su casa su tambor. Subieron un cerro. Los viejitos caminaban por delante, dios por detrás. Al cabo de un rato dios pidió al viejito su tambor. Entonces dijo dios: no vayan a volver la cara y soltó el tambor. El tambor rodaba sonando cada vez más fuerte. Los viejitos volvieron la cara y quedaron convertidos en piedra blanca. El tambor rodaba, rodaba, hasta que llego al pueblo y reventó. De él salio tanta agua que anego los campos, las casas, hasta convertir el pueblo en una laguna.

La Dama y el Viajero

Cuando me disponía venir a Lima conocí a don Guillermo, que muy amablemente me invito a subir a su camión en donde transportaba cereales a la capital desde Huancavelica; subí en la Oroya. Le dije que tenia el mismo nombre de mi abuelo ya fallecido, que también se dedicaba en sus años de juventud a viajar transportando alimentos de Huancayo a Huancavelica y viceversa.

Te cuento lo que me paso en el pueblo de Pampas, cuando viajaba para Huancayo trayendo carga –me dijo.

“Cuando salía de Pampas, ya muy de noche y bajo una interminable lluvia, pude avistar a una mujer en el camino; ella iba caminando muy lentamente en la carretera, debiste verla con aquel vestido blanco totalmente empapado. Frene suavemente pues también iba despacio por el mal estado de la carretera.

Le hice una señal para que suba al camión y así pudiera protegerse de la lluvia, ella asintió y se sentó en el mismo lugar en donde estas tú. Era una mujer muy joven y bella, al verla en esas condiciones le ofrecí mi casaca para que pudiera abrigarse, me agradeció y en su rostro vi dibujada una sonrisa tierna.

Al acercarnos al poblado la Mejorada, ella me pidió bajarse del camión; pues tenía familia allí. Como aun llovía y era apenas las dos de la madrugada, le dije que se quede con mi casaca, que en otro momento iría por ella. Solo le pedí la dirección de su casa.

Pasó una semana y cuando volví a la Mejorada, fui a buscarla hasta su casa. Grande fue mi sorpresa cuando salió su madre y me dijo que Virginia -así me dijo que se llamaba-, había muerto hace diez años atrás. Precisamente en un accidente de carreteras, cuando el bus que los transportaba de Pampas se fue directo al barranco; en el lugar donde la recogí.

Yo no le creí a la señora y pensé que se querían quedar con mi casaca. Para confirmar los hechos, su madre me llevo hasta el cementerio del pueblo y allí pude corroborar que en verdad la joven y bella Virginia estaba muerta. La fotografía en el nicho era la misma chica que vi hacia como una semana. Pero lo que más me sorprendió, fue ver mi casaca a un costado, junto al nicho de la joven. Su madre no tenia explicación alguna por lo sucedido, solo me dijo que era la cuarta vez que pasaba eso; habían preguntado por su hija que había subido al camión en la carretera a Pampas.”


Quisa sea un relato cierto, porque mi abuelo Guillermo me contó lo mismo. Para poder confirmar esta historia fascinante, viaje hasta el poblado la Mejorada en Huancavelica, no busque precisamente el domicilio de la joven Virginia; sino me fui directamente hasta el cementerio y busque su nicho toda la mañana de un sábado de Junio del 2000.

Cuando me sentía desanimado y listo para salir del lugar, vi algo que me llamo la atención. Me acerque rápidamente hasta aquel sitio y note algo al costado de un nicho; era una bolsa, y dentro de ella pude ver una chompa de alpaca de color marrón y franjas blancas. Era el nicho que estaba en un extremo del cementerio, casi escondido, casi olvidado. En la lapida semidestruida pude distinguir el nombre de Virginia Matos, fallecida en 1989. Aunque no pude ver la fotografía.

Deje las cosas en su lugar y salí del cementerio, ya era de tarde; sentí el deseo de ir a la casa de Virginia. Al volver a Huancayo me preguntaba ¿Cómo pudo llegar aquella bolsa con una chompa hasta ese lugar? ¿Por qué precisamente ahora que fui a confirmar la historia? ¿Será que Virginia me tenía algo preparado como bienvenida? Quizá apenas haya sido una mala pasada de mi imaginación.

El origen de Huancayo

En cada pueblo existen versiones distintas de las historias y creaciones de los actores sociales, por ejemplo esta es una versión del origen de Huancayo.

Hace ya mucho tiempo, todo el Valle del Mantaro era una inmensa laguna. Desde Jauja y Concepción, hasta el sur llegando a Sapallanga y Pucara, todos esos lugares estaban bajo el agua. Los pobladores del valle en aquel entonces tenían sus casas en las alturas de los cerros, incluso hasta ahora podemos ver vestigios de sus construcciones.

En el centro de la gran laguna se podía observar desde las alturas un enorme peñón oscuro que salía de las aguas cada mañana. Esta gran peña se llamaba Huanca y estaba donde hoy esta la Plaza Huamanmarca, junto a la Municipalidad de Huancayo. Paso el tiempo y la laguna se iba llenando y llenando con las aguas de las lluvias (recordemos que en esta parte de la sierra las precipitaciones son altas).

Una vez, cuando los pobladores estaban en sus labores del campo, porque ellos siempre se dedicaron a la agricultura; se escucho un enorme estruendo en una de las quebradas y tras el sonido pudieron ver que las aguas de la laguna iban disminuyendo rápidamente. Sucedió que la quebrada de Chupuro se había roto y por allí desaguaba la laguna.

Pasaron pocas semanas y el valle se fue quedando seco, para acortar distancias entre los pueblos, los pobladores tuvieron que bajar hacia las partes planas; siendo allí en donde lograron hacer nuevas construcciones para poder habitarlas. Pero la laguna no vació del todo. En jauja se quedo la Laguna de Paca y en Ahuac la Laguna de Ñahuinpuquio.

Una vez las aguas rompieron la quebrada de Chupuro y por allí desaguo la laguna. El valle se fue quedando seco y se fundaron pueblos. Pero la laguna no vació del todo. En Jauja quedó la Laguna de Paca y Chocón; la de Ñahuinpuquio en Ahuac y la de Llulluchas en Huayucachi
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Existen muchas lagunas en el Valle del Mantaro, posiblemente parte del agua que desaguo de la gran laguna, hayan quedado dispersas por todo el valle. Ahora la Laguna de Paca es una de las más reconocidas y visitadas por los foráneos.

Mundo Fantástico

El folklore puede servir para los educadores como una fuente o material para la educación misma, pero sobre todo puede servir como información para conocer el espíritu, el modo de ser de los estudiantes y la comunidad en el cual uno trabaja. Un maestro no puede formar a sus niños, no puede ponerse en comunicación íntima, sencilla y cariñosa con los niños, si no sabe como es su espíritu. El modo de ser de los niños de la costa es muy distinto al modo de ser de los niños de una comunidad andina, porque sus costumbres son muy distintas.
Esta diferencia de costumbres y de modo de ser, es para el educador quizá lo más importante para acercarse al espíritu de los niños para ganar su confianza y su amistad, sin el cual no es posible ninguna forma de educación, ni mucho menos de instrucción.

José María Arguedas

Vengo de un mundo andino fantástico, en donde los hombres viven eternamente para contar historias fantásticas.
Este blog está dedicado con mucho afecto a Caro. Un agradecimiento a los jóvenes escritores y amigos entrañables de “Octubre Gris”, grupo literario surgido en los 90’s en Huancayo.

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