Mirando por un agujero
Fue hace muchos años, cuando era pequeña y jugaba con mis primos en la chacra, al lado de la casa del abuelo. Las chacras de Ica son grandes, y las casas de las familias, no están tan cerca. La pampa también es grande. Ese día, jugábamos a las chapadas y escondidas, una mezcla de los dos juegos cuando de repente, se me ocurrió esconderme detrás de una especie de depósito que había en la chacra. Uno de esos depósitos de adobe que parecen un cuartito pequeño. El cuartito tenía todas las puertas y ventanas cerradas, con candados, como si se guardara algo muy importante, o peligroso dentro.
Mi curiosidad, me distrajo un momento del juego, y quise ver qué había adentro de ese depósito. Noté que había un agujero en uno de los ladrillos de adobe y me empiné para ver. Dentro había un hombre, o lo que parecía un hombre muy raro, al que se lo veía la cara, y de repente vi sus mano huesudas acercándose, estiradas hacia ese agujerito por donde yo miraba. El miedo me paralizó, pero seguí mirando hasta que pude ver uno ojos que asustaban y que parecían se muerto, y sali corriendo desde la chacra hasta la casa del abuelo, y no paré hasta esconderme debajo de unas mantas.
Los que jugaban conmigo, vinieron tras de mí, y los mayores también. Cuando me preguntaron qué pasó, solo dije que había un hombre dentro de la casa, que quería atraparme. Todos fueron a ver, quitaron los candados de la casa, pero no había nadie. Años más tarde, la casa se cayó con el terremoto de Ica, me pregunto si el hombre que vi y que no estaba allí habrá desaparecido con la casa, o estará penando por la chacra.
Jarjachas
Las Jarjachas, son seres de la mitología andina que, a diferencia de los condenados o almas en pena, son realmente personas vivas. Las jarcjachas, físicamente, adoptan distintas formas, según las historias, aunque la más popular es la de mitad hombre y mitad llama. Para que una persona se vuelva una jarjacha, ha tenido que cometer un acto incestuoso.
Las Jarjachas, reciben este nombre, por el peculiar sonido que las identifica “jar-jar-jar” y que es la antesala de su ataque. Se cree que la Jarjacha es capaz de hipnotizar o atraer a su víctima para luego asesinarla.
En ciertas historias, se dice que la Jarjacha no es consciente de que lo es, ya que la transformación se da durante la noche, y en horas del día es una persona normal. También se dice, que en ciertos casos su fin no es asesinar, sino simplemente asustar a los pobladores. Otro mito alrededor de las Jarjachas, es su rasgo de inmortalidad, se piensa que las personas más viejas de una población, cuya edad no puede revelarse, pueden ser unas jarjachas, ya que como estas, nunca mueren por causas naturales.
En la costa, a las Jarjachas se las suele llamar “lloronas”, y suelen caracterizarse por caminar bastante rápido, por lo que es casi imposible atraparlas. Del mismo modo, estos seres, presentan como alas, y suelen vestir siempre de negro.
El mito dice que es recomendable no enfrentarse solo a uno de estos seres, y que si se los enfrenta, es mejor hacerlo en grupo y portando, entre sus utensilios sogas de pelo de llama, crucifijos y armas de metal que asustan a la Jarjacha. Los mitos de captura de Jarjachas en la costa, muestran que estas no logran ser plenamente identificadas. En un caso local, me contaron hace poco, que hace como veinte años los pobladores de la localidad donde vivo atraparon a una “llorona” y la apalearon, al parecer, la llorona logró escapar, pero a todos les pareció muy sospechoso, ver al día siguiente, a una de las mujeres más viejas del distrito, llena de vendas.
La bruja del tejado
Se dice, que durante las noches, cuando el silencio colma las calles, se oyen unos ruidos como de cadenas en los techos, además de como si caminaran por sobre las casas. Cuando se oyen, todos están en sueño profundo y son pocos los valientes que todavía se hallan despiertos y se atreven a subir al tejado para saber de qué se trata. Me cuentan, que una noche, el papá de una amiga se atrevió a subir porque el ruido no lo dejaba dormir; para su sorpresa, se encontró que sobre su tejado, se elevaba una figura humana, de espaldas, toda vestido de negro. El hombre tenía un arma, y amenazó a la figura con ella, se dice que la figura volteó, y mostró el extraño rostro de una mujer. El hombre asustado disparó su arma y la extraña mujer salió volando de su techo.
Algunos creen que esta mujer es posiblemente una bruja, y que no es la única que anda vagando por el barrio durante las noche. Otros piensan que puede tratarse de una Qarqacha, un ser de la mitología andina que se divide de su cuerpo humano durante las noches, para pagar sus culpas incestuosas.
LA UMA
Existen diferentes mitos andinos que tienen a mujeres como protagonistas, uno de aquellos es el Mito de la Uma. Uma, es una palabra quechua que traducida al español, se entiende como “Cabeza”, no obstante, el término “La Uma”, se utiliza además, para designar a la cabeza voladora, un ser mítico y nocturno, que tiene relación con las brujas de los andes.
Se dice que La Uma, es siempre una mujer joven que tiene la peculiaridad de tener los cabellos sueltos y muy largos. Para identificar a una Uma, es necesario saber que aquella no se deja visitar en ciertos días de la semana, cuando su cabeza se separa de su cuerpo y sale al campo buscando nuevas víctimas. Por lo general, los días en que la uma no puede ser visitada, es los martes y jueves, aunque hay quienes dicen que tampoco los viernes.
La Uma, prefiere como víctimas a hombres, especialmente jóvenes. Si la Uma (cabeza voladora) para por entre las piernas de su víctima, aquel morirá irremediablemente; se dice también que si el cuerpo de la Uma es destruido (Quemándole con sal el cuello cercenado), aquella se verá obligada a andar sin dirección esperando un hombre al cual adherirse y del cual vivir hasta que lo consuma totalmente.
Una forma, que según cuentan, es ideal para liberarse de la Uma, es pasando entre árboles espinosos a los que La Uma teme. Pasar por dichos árboles, si se tiene a una Uma pegada o persiguiéndolo, hará que sus cabellos se enreden en los espinos y quede atrapada hasta morir.
Fantasmas en la Carretera
Sin lugar a dudas, muchos de ustedes deben haber escuchado esas historias de terror estadounidenses, en las que se cuenta que dos chicos, van manejando su camioneta, o carro, cuando de repente, se les aparece en el camino una muchacha, de bellos rasgos que les pide que la lleven. El mito suele contar, que por lo general, los hombres, que son los que comúnmente, son las
víctimas de este fantasma, dejan subir a la muchacha y que en el camino ella o misteriosamente desaparece, o los lleva a su muerte.
En el caso de Perú, también existen historias de fantasmas de las carreteras, de hecho una vez tuve la oportunidad de escuchar este mito, como la experiencia de un familiar cercano. Aquella persona me contó, que en el camino de Ica a Lima, que suele ser desolado, cuando se venían en un auto con otras personas conocidas, vieron a lo lejos a un hombre que cruzaba delante de ellos, el hombre tenía el rostro quemado y cuando el que conducía lo vío dio más velocidad al auto, algunas de las personas que estaban con mi familiar en el auto le preguntaron por qué no se había detenido a ayudar a aquel hombre, a lo que el hombre y mi pariente contestaron que era mejor así, porque era imposible que alguien estuviera por esa zona a esas horas de la noche, y que no había ningún accidente cerca, y que además, en esa zona, solían aparecerse espectros de gente que había muerto en pasados accidentes de carretera, y a quienes no se debía recoger por nada del mundo ya que si lo hacías, te seguirían por siempre.
En el caso de Perú, también existen historias de fantasmas de las carreteras, de hecho una vez tuve la oportunidad de escuchar este mito, como la experiencia de un familiar cercano. Aquella persona me contó, que en el camino de Ica a Lima, que suele ser desolado, cuando se venían en un auto con otras personas conocidas, vieron a lo lejos a un hombre que cruzaba delante de ellos, el hombre tenía el rostro quemado y cuando el que conducía lo vío dio más velocidad al auto, algunas de las personas que estaban con mi familiar en el auto le preguntaron por qué no se había detenido a ayudar a aquel hombre, a lo que el hombre y mi pariente contestaron que era mejor así, porque era imposible que alguien estuviera por esa zona a esas horas de la noche, y que no había ningún accidente cerca, y que además, en esa zona, solían aparecerse espectros de gente que había muerto en pasados accidentes de carretera, y a quienes no se debía recoger por nada del mundo ya que si lo hacías, te seguirían por siempre.
¿Te has encontrado con algún fantasma de la carretera? Pues cuéntame una historia y a asustarnos se ha dicho.
También escuché un relato similar contado sobre el distrito de Santa Anita. Un mototaxista recoge a una señora, y la señora le pide que la lleve y le va dando las coordenadas, al final el taxista es llevado hasta el cementerio y la señora baja de la moto, y al hacerlo el conductor se da cuenta de que no tiene pies sobre los cuales sostenerse y que está flotando… y asustado, suele huir del lugar, que es lo mejor que puede hacer ya que, se cuenta, que este tipo de fantasmas, con conocidos como “condenados”, en algunos casos. ¿Conocías una historia así?
Apachetas
En alguna clase en la universidad me hablaron acerca de las apachetas. Bueno, como todo conocimiento nuevo merece ser compartido, hoy quiero contarles acerca de ellas y por qué cuando van a zonas de la sierra, tienen que tenerles respeto y no andar destruyéndolas ni coleccionando las piedritas que las conforman.
Las Apachetas son montículo que se forman con piedrecillas en los distintos caminos. Por lo general aquellas tienen la forma de pirámides que, curiosamente, son condensadores naturales de energía cósmica, aunque ese no es el motivo de su forma en el mundo andino.
Estas Apachetas se colocan, por lo general en los caminos, aunque en sí, más específicamente, es común hallarlas en las afueras de los pueblos y son dejadas allí por los mismos pobladores que por uno y otro motivo tienen que partir (temporal o radicalmente) lejos de su hogar. En ese sentido la Apacheta sirve como una suerte de tributo al wamani o cerro que protegerá al viajero durante su travesía lejos de su tierra y por ende de su Apu protector.
Como se ve las apachetas presentan en sí un amplio contenido místico y ritual y encierran en sí mismas parte de las costumbres y la cosmovisión andina. Destruir una Apacheta sería volver a la época de extirpación de idolatrías que se viviera durante la Colonia, cuando los curas de aquel entonces imponían cruces sobre estos montículos. Todavía hoy, de hecho es posible observar antiguas cruces sobre más antiguas apachetas, ocasionándose un peculiar tipo de sincretismo, ya que, al orador el poblador andino ante la cruz no solo ora al Señor Jesús crucificado, sino también al Apu (o señor de los Cerros), a quien fue ofrecida esta ofrenda.
MESADAS
¿Te suena conocido el término? Yo me enteré de este por algunas historias que me contaron así que te contaré un poco a ti, primero déjame contarte una historia.
Hace tiempo a un joven, cuyo nombre no diré, lo perseguía, según cuentan sus familiares, un espíritu errante. A este joven se le aparecía el espectro de una mujer que lo acosaba ya sea con su presencia, dándole pesadillas, tratando de ahorcarlo mientras dormía, jalándole las sábanas entre otras cosas. El chico bajo de peso y se enfermó por el acoso de dicho espíritu. Su familia, asustada con lo que estaba sucediéndole al hijo deciden llevarle donde uno de esos señores que rezan y a los que suelen llamar curanderos.
Un curandero es, en nuestro país (y posiblemente en muchos otros países de tradición andina) un hombre capaz de aliviar padecimiento a base de hierbas y también de ciertos rituales: pasadas de cuy, pasadas de huevo, baños de florecimiento y por supuesto las famosas “mesadas”.
Bueno, la familia de este joven lo llevó con el curandero, quien le dijo, luego de evaluar a este chico que aquel era asediado por un espíritu errante femenino, a este lo podía haber encontrado de forma accidental o, podría caber la posibilidad de que alguien, posiblemente alguna persona malintencionada se lo había enviado confiando en que le hiciera daño y se consumiera. Este viejito curandero era bastante sabio así que decidió hacer una mesada. Según me contaron, para realizar esta actividad ritual necesitó de un determinado número de personas (cuya cantidad exacta no recuerdo). Estas personas tenían que reunirse por una determinada cantidad de días dentro de los cuales el viejito practicaba la famosa mesada que consistió, en líneas generales, en alejar a ese espíritu errante del joven; según me contaron el viejito hizo, ya que este espíritu errante era muy fuerte, que el espíritu malo fuera absorbido por sí mismo, para de ese modo no vuelva a molestar al joven y también, de esa manera, con el poder que él tenía, estuviera controlado y no hiciera daño de nuevo.
El joven se alivió, desde entonces la actividad anómala que le pasaba al rededor se calmó y el viejito siguió con su trabajo de curandero hasta que falleció varios años después en circunstancias naturales (era bastante mayor).
Las personas que me contaron esta historia no entraron en detalles sobre lo que se hacía en una mesada así que decidó investigar y esto es lo que encontré:
La mesada es un ritual andino, mediante el cual el curandero reúne a un grupo de personas para que lo ayuden en su objetivo. En la mesada el curandero limpia a los participantes (haciendo las famosas “limpias”, que hace que todo el daño y las energías negativas que tienen los participantes se vaya y así se encuentren listos para enfrentar al mal por el cual se realiza la mesada). Antes de esto se forma la mesa ritual, a la que se debe el nombre de mesada. En esta mesa ritual se encuentran elementos personales del Curandero que son los… digamos talismanes que le dan poder para combatir a las energías negativas a las que se enfrenta.
Una vez que los elementos necesarios están en la mesa y se ha invocado a Dios y a los protectores del chamán (que varían según cada uno); y que se ha hecho la limpieza de los participantes, se sigue con el ritual. Leía en foro de participantes de mesadas que, tras la limpia se empieza a llamar a uno por uno de los visitantes (si es una mesada colectiva) y se le hace pasar por algunas labores (rituales), una de ellas es bailar al son de unas maracas, estas ocasionan que los demás participantes puedan ver en quien danza, a la persona que le ha hecho daño a este y que, el chamán sepa qué tipo de daño le han hecho y hace cuanto. Si el daño ha sido solicitado solo una vez y solo una vez ha sido hecho el ritual contra la persona, la persona tiene mayores probabilidades de aliviarse (de hecho lo hará). Existen casos donde el daño es más severo, según cuentan hay brujos malos que tienen pactos con seres demoníacos y que hacen rituales con el fin de matar a la persona a quien le encomiendan; según cuentan, sobre estos últimos caso, es más difícil erradicar el mal porque intervienen elementos como: dar de comer arena de muerto, entre otros que son tan fuertes que prefiero no mencionar.
Vale decir además, sobre las mesadas, que el curandero se enfrenta, no a la persona dañada sino a la sombra que se crea de esta (Sombra en término mágicos y negativos) y que es la que posee todo el daño. Una vez que se derrote el daño de la sombra la persona afectada se verá aliviada.
Los rituales de curanderismo, como la mesada puede durar varias sesiones o una sola, dependiendo del daño. Por lo general aquellas empiezan en la medianoche cuando las sombras son mas notorias y terminan al amanecer, cuando los visitantes se van portando amuletos para protegerse (muchos de ellos ya aliviados).
La llorona
¿Te sabes la historia de la llorona? ¿No? Pero si cada pueblo ha tenido en algún momento historias al respecto. En mi distrito, por ejemplo, años atrás por la década de los 70 existían hombre que se disfrazaban y salían a las calles de noche a asustar a la gente de aquella época imitando a este personaje de las leyendas. La gente, según me cuentan mis papás salía corriendo o tenía miedo de salir por toparse con esta “mujer” que realmente era un hombre disfrazado a quien le gustaba jugar bromas a los crédulos. Obviamente la broma de aquellos estaba inspirada en una leyenda popular, que era la de la llorona, un mujer que según el mito recorre las calles (Algunos dicen que los cementerios) buscando a sus hijos. ¿Te sabes la leyenda de la llorona? ¿Cómo se contaba en tu pueblo?
Muy pronto te traeremos la versión que más circula de este mito popular.
Más información sobre los Condenados
En el artículo anterior, les conté dos historias sobre condenados, la primera recopilada de un relato de Arguedas, la segunda de mi experiencia personal, bueno una historia contada oralmente. Ahora les hablaré un poco más sobre los Condenados para que puedan saber a qué tipo de alma en pena me refiero.
Como adelanté en el artículo anterior los condenados a los que me remito son unas entidades más conocidas en la zona andina de mi país, posiblemente también se los conozca como tales en las zonas andinas de Bolivia u otros paises sudamericanos. Estos personajes son muertos que vuelven para llevarse consigo o a las personas con quienes cometieron el pecado terrible que los obliga a ser condenados, o en algunos casos son seres que mendigan buscando a alguna víctima que pueda ocupar su lugar dentro del caos en el que se encuentran, para que un vivo ocupe el lugar del condenado, el condenado debe sorberle los sesos. El la cosmovisión andina se cree que es en los sesos donde se encuentra el ánima, aquello que da movimiento al ser humanos: vitalidad.
Pueden hacerse muchas cosas para evitar caer ante un condenado, entre ellos, hacer como el personaje de mi segundo relato y rezar o soltar insultos mientras se suena un instrumento metálico como un cuchillo, también se puede usar pelo de llama, aunque en este momento no recuerdo cómo, luego también se puede salvar de este ser estando en parejas de cuatro personas (El condenado es un agente del caos en la cosmovisión andina, el número cuatro es el número del orden, así que es la mejor arma contra el caos).
El Condenado suele aparecer de noche o cuando la tarde se está yendo comúnmente no tiene voz en la distancia y sí en la cercanía. Suele tener la cara cubierta, si se la ve esta suele ser una calavera o estar llena de gusano o ser la de un rostro en descomposición. El condenado suele andar por caminos desiertos o despoblados. Siempre suele versele como llevando una carga muy pesada – es el peso de las culpas que cometio en vida.
Ahora sí ubicaste las historias de condenados que queremos? cuéntame una historia dejando un comentario.
Los Condenados
A ver esto es lo que sé de los condenados por lo que he oido de personas que han tenido experiencias cercanas con ellos, por algunos cuentos que he leido y por algunas clases de literatura quechua que recibí en la universidad, así que espero que hayan comentarios que contradigan o apoyen lo qué sobre ellos. Ustedes también tienen la palabra.
Los Condenados – paráfrasis de un relato recopilado por José María Arguedas.
Algunos de ustedes deben haber oído de la historia “mi abuela y un condenado” que recopiló José María Arguedas en quechua “awylaipa condenadumanta”, pues bien utilizaré como excusa este relato para contarles otras cosas que aprendí sobre este personaje de la cosmovisión andina.
En el relato mencionado se cuenta la historia de una mujer, la abuela de quien narra. Esta mujer trabajaba cuidado animales en el cerro junto a su hermano mayor, la esposa de este y su hijo (que era un niño pequeño). Dice la historia que un día esta jovencita vio a una mujer que descendía por un camino por donde ya no habitaba nadie, entonces, como se estaba haciendo tarde la llamó para que se alojara en su casa del cerro. Por un momento la mujer no le hizo caso, pero al tercer llamado aceptó con una señal y subió. Cuando la jovencita le contó a su hermano y los demás que había llamado a la mujer, el hermano entró en alerta y pensó que tal vez se había llamado a un condenado y la familia entera entró en alarma. En las casas del cerro se arma un fogón para cocinar fuera de la casa, cuando la mujer llegó a la casa de esta familia no pudo entrar, la familia notó que le temía al fuego y le sirvieron de comer fuera de la casa. Cuando la mujer estaba comiendo notaron que el caldo se le caía en la pechera, se agacharon para verle el rostro, que hasta entonces estaba escondido de la vista, y notaron que no tenía cara, que era una calavera y se persignaron porque supieron que en efecto se trataba de un condenado.
La familia se metió a la casa y desde ahí avivaban el fuego de la entrada para que el codnenaro no pasar, mientras fuera el condenado gritaba y mordía las piedras furioso para que lo dejaran entrar reclamando el haber sido llamado. Así gimió y gritó el condenado hasta la primera luz del día y se fue al amanecer no sin antes haber sorbido los sesos de una oveja tierna.
La historia que agrega José María Arguedas en su transcripción, dice que como eran cuatro las personas de la casa -dos hombre y dos mujeres – se salvaron, porque sino el condenado les hubiera sorbido los sesos a todos.
¿Les gustó la historia? ¿Tú también has pasado como el personaje de la narración de Arguedas un encuentro con un condenado o te han contado una historia de este tipo? Ahí te va otra historia.
Esta me la contó mi guia cuando íbamos por Cusco, bueno rumbo de regreso al hotel con nuestro grupo de promoción. No es en si una historia sino una suerte de descripción de lo que se trata un condenado.
– Raven, cuéntanos una historia de terror, así extraña de por acá.
-A ver, miren afuera, en un momento vamos a pasar por una casa. – Esperamos y vimos, nada sobrenatural.
-¿Y?
– Pues bien, ahora no se aprecia bien, pero la gente no suele pasar por ahí
-¿Por qué?
– Pues porque en esa casa pasó una historia de condenados y aún en las noches sigue pasando.
-Cuenta
– Verán, hace muchos años un señor se quedó a dormir en esa casa porque ya era muy tarde para regresar a sus casas, han de saber que cuando es muy tarde las personas del campo prefieren quedarse en grupos en un lugar seguro para evitar encuentro con los condenados.
-¿Con quienes?
-Con los condenados, ahora les cuento. Ese señor se quedó en esa casa, estaban durmiendo y de repente se despierta, estaba todo oscuro y siente como si hubiera alguien más con él, hace luz con algo que tiene ahí y ve que hay un bulto negro en la casa. La luz no dura mucho, la vuelve a encender y ve que el bulto se va acercando. El hombre empieza a sentir miedo, se ha dado cuenta de que es un alma en pena, entonces saca su cuchillo y se pone a hacer ruido para asustar al condenado y se pone a rezar….y a decir lisuras en voz alta, sigue asustado, pero el condenado no logra tocarlo y él logra salir de la casa a salvo al amanecer. Por eso nadie se queda en esa casa, durante el día la casa está normal, pero en las noches las tejas se voltean y dicen que el condenado va a ese lugar, que las tejas se volteen es eseñal de que él está ahí.
– Asu y Raven ¿Qués es un condenado? Es un alma en pena dijiste ¿no?
– Sí, es un alma en pena, pero no como todas, esta ha muerto en pecado mortal. Durante su vida ha sido muy mala, por lo general un condenado es una persona que ha cometido insesto y que cuando muere su alma no puede descansar en paz y regresa a llevarse a la persona con la que cometió el pecado.
-¿Cómo así?
– Les voy a contar un caso. Dicen que hubo una vez una pareja, padre e hija que habían vivir una vida incestuosa, entonces el padre muere, la familia de la hija queda preocupada porque saben que va a venir por ella, entonces encierran a la chica en un cuarto sin ninguna posibilidad de que alguien entre y/o salga y al padre muerto lo echan boca abajo en una fosa con agjas en los ojos y atado de pies y manos para que no pueda escapar y para que la hija se quede a salvo, así es por una semana, a veces más hasta que estén seguros que el condenado no vendrá por ella. Si viene tienen que hacer otras cosas para que no se lleve a la chica.
– ¿Como cuales?
– Varias, el condenado viene para chuparle el ánima, así que algunos le dan algun animal en reemplazo, pero a veces no funciona, sino también simplemente alejarlo lavando toda su ropa o botándola o dejando su ropa en el camino por el q ue transitó en vida para que vuelva sus paso y pueda descansar en paz. Y si no funciona pues simplemente hacer como el hombre que se durmió en esa casa y rezar y maldecir al condenado cuando se aparezca haciendo ruido con cosas filosas para que se asuste y se vaya, pero puede volver.
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